Gobiernos y petroleras desdeñan las alertas sobre las grandes fugas de metano que les envía la ONU
El avance de la Inteligencia Artificial junto con los progresos en la vigilancia desde los satélites van a poner cada vez más a los países y a las empresas de combustibles fósiles en el punto de mira si no luchan contra las fugas de metano (CH₄), un gas con una potente capacidad de efecto invernadero y que en los últimos años ha entrado con fuerza en la agenda de la lucha internacional contra el cambio climático. Un proyecto internacional vinculado a la agencia del medio ambiente de Naciones Unidas (Pnuma) está monitoreando estas fugas a través de imágenes por satélite. Cada vez que las localizan, informan para que tomen medidas a los Gobiernos y a las empresas, en el caso de que sea posible determinar el propietario de la instalación de la que parte la filtración (normalmente infraestructuras ligadas a la extracción y transporte de petróleo y gas). Pero en la inmensa mayoría de los casos los avisos se están ignorando.