La guerra por el futuro del robotaxi se recrudece en Austin, el Silicon Valley de Texas

Tiene gracia que el hangar en el que descansan los taxis sin conductor de la marca Waymo, que circulan por Austin en exclusiva para los clientes de Uber, esté frente a uno de los edificios que tiene Tesla en el área metropolitana de la capital de Texas, adonde su propietario, Elon Musk, se llevó la compañía en plena pandemia harto, dijo, de la deriva “woke” de California. Es como si a la carretera sin atributos que separa los dos edificios industriales se hubiera trasladado el frente de la guerra por el futuro de la conducción autónoma.