Darwin estaba equivocado: las abejas eligen las flores en función del color y la distancia

Charles Darwin propuso en 1876 que la constancia floral’; esto es, la tendencia de insectos como las abejas visitar repetidamente un mismo tipo de flor, es un mecanismo para evitar la sobrecarga cognitiva. Según su teoría, recordar múltiples características florales demandaba demasiado esfuerzo, lo que llevaba a los polinizadores a especializarse temporalmente.

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