“Apesta a cerdo”

“Apesta a cerdo”. EL PAÍS puso este entrecomillado como titular en un interesante reportaje que muestra el sentir de los vecinos de As Conchas, una pequeña población del Ayuntamiento de Lobeira (Ourense). Llevan más de 15 años sufriendo el impacto de las macrogranjas que vierten purines río arriba. Padecen vómitos, cefaleas y los malos olores que llegan del agua del embalse de As Conchas, uno de los más contaminados de España. “Los habitantes de As Conchas, respaldados por grupos ecologistas e informes universitarios, se han convertido en la china que molesta en el zapato de todas las Administraciones competentes”, recoge en su texto Silvia R. Pontevedra. El medio rural y los ecologistas se han unido desde hace algunos años para denunciar los efectos que tiene la ganadería industrial en sus vidas y en los ecosistemas. Una de las comunidades más castigadas es Cataluña, donde la población de cerdos (casi ocho millones) es superior a la de los humanos. Las recientes lluvias han aliviado la alerta por sequía, pero es solo un espejismo al que se aferrará el poder político y económico para mantener el status quo.