Por Nora Sesmero
Madrid, (EFEverde).- «Enseñar a amar el mar» es el camino para que más personas se unan a la labor de conservar el océano, porque el mayor enemigo de la conservación es la indiferencia subraya el cineasta, escritor y director del Wild Oceans FilmFest y de la Fundación BIOPARC, Fernando González Sitges.
Lo explica en una conversación con EFEverde el cineasta, cuya carrera incluye la dirección y producción de más de 120 documentales para National Geographic o RTVE y varios libros dedicados a la fauna y la naturaleza, en los que ha trasladado las maravillas del mundo natural y su vulnerabilidad. A través del Wild Oceans FilmFest ha generado un espacio donde el cine y la biodiversidad se encuentran para inspirar a nuevas generaciones de amantes de la naturaleza y defensores de la conservación.
¿Por qué has puesto el foco en los océanos?
Los océanos son el motor de la vida en el planeta; el origen y la supervivencia de la vida dependen del océano. Es cierto que hay otros focos importantes, como la deforestación o la contaminación en tierra, pero incluso los problemas de la tierra acaban en el mar. Por ejemplo, durante la última edición del festival vimos un documental impresionante sobre el viaje de los plásticos por el medio acuático, y cómo muchos de ellos, desde diferentes países, terminan en el Ártico.
¿Crees que las personas han tomado conciencia de esta situación?
Muchas personas viven de espaldas al mar y hay que seguir esforzándose para contárselo, hay que enseñarles a amar el mar. Desde mi punto de vista es muy fácil porque, además de que le debemos todo y es increíblemente bonito, lo aprovechamos para divertirnos, para comer, para respirar, para todo.
¿Qué hace falta para que más personas conecten con la naturaleza?
Hay personas que nunca han tenido contacto con ella o incluso la rechazan. Nosotros creemos que el mayor enemigo de la conservación es la indiferencia y que la solución a ello pasa por el arte. Podemos hacer que la gente sienta esa emoción casi instintiva que genera el arte para hacerles pensar. Si logras eso, la naturaleza te engancha, porque es maravillosa.
¿Cuáles han sido los principales desafíos en la creación de documentales ambientales?
En España, no hay cultura de documentales de naturaleza. Un error de libro fue que Televisión Española pusiera los documentales para dormir la siesta, porque Félix Rodríguez de la Fuente demostró que podían ser contenido de “prime time”.
Sin embargo, el reto como cineastas es encontrar el equilibrio entre entretener y emocionar. Hay que mandar un mensaje de urgencia sin desanimar al público, y eso es complicado.
¿Qué mensaje darías a los futuros documentalistas interesados en la conservación?
Cuando hacía documentales, siempre sostuve que gastaría lo que no gano en hacer lo que hago, es decir, es una vida maravillosa intentar ayudar a la naturaleza, porque significa ayudarnos a nosotros mismos, ayudar a tus hijos, a los que más quieres.
En España queda mucho por hacer a la hora de emitir los documentales, en el sentido de que se valore la producción nacional. A los futuros documentalistas de la naturaleza les diría que no pierdan la esperanza, porque les necesitamos.
¿Qué sientes al ver que las personas se inspiran con tu trabajo?
Me encanta, porque ves que le has dado un poquito más de energía a personas que están a punto de rendirse. Creo que todos podemos hacer algo y ojalá lo hiciéramos, sería la forma más rápida de llegar a una solución, le enseñaría a los políticos que nos importa y que debe haber leyes para evitarlo (la degradación ambiental). Creo que tarde o temprano llegaremos ahí o, por contra, nos extinguiremos. EFEverde
nsa / al
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